La
apomorfina es un agonista dopaminérgico que se administra por vía subcutánea con un efecto potente y que permite mejorar el estado motor del paciente con enfermedad de Parkinson, rescatándolo del episodio OFF en unos minutos. Cuando el control no es óptimo y se suceden los episodios OFF, la apomorfina se puede administrar de forma continua mediante perfusión desde que el paciente se levanta hasta que se acuesta en cama de noche. El ensayo clínico
TOLEDO demostró recientemente mejorar el tiempo ON en casi 2 horas frente a infusión placebo a los 3 meses. Se publican ahora en
Parkinsonism and Related Disorders los resultados de la fase de extensión de este ensayo, en el que todos los pacientes utilizaron apomorfina durante 1 año (exactamente 52 semanas).
En total completaron la fase abierta un total de 59 pacientes, 30 de 40 de los que habían recibido inicialmente apomorfina, y 29 de 44 de los que habían recibido inicialmente placebo.
En el grupo que antes había recibido placebo, al pasar a ser tratados con apomorfina, se observó un incremento del tiempo ON y una reducción del tiempo OFF a las 24 semanas, cuando llevaban 12 semanas (3 meses) con la infusión de apomorfina, a niveles similares a los cambios que habían experimentado los pacientes que recibieron inicialmente apomorfina, aproximadamente unas 3 horas menos. La respuesta fue homogénea a lo largo del año de seguimiento, incluso observándose progresivamente cada vez más reducción del tiempo OFF.
Ambos grupos, al final del periodo de seguimiento después de 1 año de tratamiento presentaban una reducción del tiempo OFF de entre 3 y 4 horas, con un incremento del tiempo ON de en torno a 3 horas. La dosis media al final del estudio fue de 4.57 mg/hora, siendo la dosis máxima alcanzada de 9 mg/hora en un paciente. Con respecto a los efectos secundarios, como ya se sabía, fueron frecuentes. Hasta
un 92% presentaron algún evento adverso a lo largo del año relacionado con la apomorfina, siendo en un 15.5% un evento adverso severo.
Los más frecuentes fueron por este orden: nódulos subcutáneos (54.8%%); nauseas (22.6%); somnolencia (22.6%); discinesias (22.6%). En un 16.7% el evento adverso conllevó el abandono del tratamiento, siendo el más frecuente las reacciones en el lugar de infusión y luego la fatiga.