La pérdida del olfato, un síntoma precoz que podría anticipar el Parkinson años antes del diagnóstico
02/05/2025

Investigadores y neurólogos han destacado recientemente la importancia de un síntoma poco conocido, pero cada vez más relevante, en la detección temprana del Parkinson: la pérdida del olfato, conocida médicamente como hiposmia o anosmia.
Según expertos reunidos en un congreso organizado por la Fundación Michael J. Fox, este signo puede manifestarse entre 5 y 10 años antes del inicio de los síntomas motores clásicos como el temblor o la rigidez. De hecho, hasta un 90% de los pacientes diagnosticados con Parkinson aseguran haber experimentado una disminución significativa del sentido del olfato en etapas tempranas de la enfermedad.
“El bulbo olfatorio es una de las primeras regiones del cerebro afectadas por la acumulación de proteínas anormales en el Parkinson, lo que puede provocar una pérdida parcial o total de la capacidad olfativa mucho antes de que se manifiesten los síntomas visibles”, explicó el neurólogo Eduardo Tolosa, participante del estudio PPMI (Iniciativa de Marcadores de Progresión de la Enfermedad de Parkinson).
La investigación, que sigue en curso desde 2010, pretende identificar marcadores biológicos que permitan diagnosticar el Parkinson en fases preclínicas, facilitando intervenciones más eficaces y mejorando la calidad de vida de los pacientes.
Una señal de alarma aún poco reconocida
Aunque muchas personas podrían atribuir la pérdida del olfato a alergias, resfriados u otras causas comunes —como las secuelas del COVID-19—, los expertos recomiendan prestar atención a este signo, sobre todo en mayores de 40 años, especialmente si se presenta sin causa aparente.
“Una hiposmia persistente e inexplicable debería motivar una evaluación neurológica”, señalan desde la Federación Española de Párkinson.
Detección temprana: clave para un mejor pronóstico
Actualmente, no existe una cura para el Parkinson, pero detectar la enfermedad en fases iniciales permite comenzar tratamientos que ayudan a ralentizar su avance, además de mejorar el abordaje de síntomas no motores, como trastornos del sueño, fatiga y ansiedad.
Organizaciones como la Fundación Michael J. Fox y la Parkinson’s Foundation están desarrollando herramientas de evaluación olfativa accesibles al público, con el objetivo de fomentar el diagnóstico precoz y aumentar la conciencia sobre este síntoma silencioso.