
Alteraciones urinarias en el párkinson: un impacto silencioso en la calidad de vida
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Las alteraciones urinarias son una realidad frecuente en la enfermedad de Parkinson, afectando la calidad de vida de quienes la padecen. El párkinson puede impactar en la salud de la vejiga de diversas formas, incluyendo urgencia para orinar, pequeñas pérdidas de orina e infecciones urinarias. Si estos problemas no se atienden adecuadamente, pueden incluso afectar las funciones cognitivas. Es fundamental discutir estos síntomas con un profesional de la salud y explorar las opciones de tratamiento disponibles que pueden aliviar estos síntomas y mejorar su bienestar general. Para profundizar más en este tema, tenemos el placer de contar con la colaboración de Carmen Alabort, la psicóloga de la Asociación de Parkinson Gandía. Su experiencia y conocimientos serán clave para entender mejor las implicaciones y manejar de forma efectiva los retos que presenta este problema.
1. Más allá de los síntomas motores: el reto de la disfunción urinaria
“La enfermedad de Parkinson no es solo una enfermedad con síntomas motores. Con estos confluyen una gran variedad de síntomas no motores, algunos de ellos derivados de la afectación del sistema nervioso autónomo, pudiendo generar serias dificultades en la calidad de vida de las personas afectadas y de sus familiares.", comparte Carmen.
Entre los problemas de desregulación autonómica más comunes en el contexto del párkinson, la disfunción urinaria ocupa un lugar destacado, ya que es un trastorno muy prevalente que puede afectar a más del 70% de los pacientes con esta enfermedad. Según Alabort, "en nuestra asociación, uno de los problemas urinarios más frecuentes o más comúnmente comunicados por las personas afectadas o sus familiares es la incontinencia de urgencia, que se manifiesta como una necesidad intensa de orinar acompañada de pérdidas leves de orina. Además, cuando este síntoma ocurre por las noches y la persona debe levantarse más de dos veces para ir al baño, se denomina nicturia, un trastorno urinario que puede afectar significativamente la calidad del sueño y el descanso.
Muchos pacientes experimentan síntomas urinarios como la necesidad urgente y frecuente de orinar, incluso cuando la vejiga no está llena. Esta hiperactividad vesical puede llevar a interrupciones constantes del sueño debido a la necesidad de levantarse varias veces durante la noche para orinar. Estas alteraciones no solo afectan el descanso, sino que también incrementan el riesgo de caídas nocturnas, especialmente en personas con movilidad reducida. La urgencia urinaria combinada con hipotensión ortostática puede aumentar este riesgo, según la Parkinson's Foundation.
2. Un problema que aumenta el riesgo de caídas y aislamiento
Uno de los aspectos más preocupantes de la disfunción urinaria es que puede aumentar el riesgo de caídas, especialmente en la noche. La nicturia obliga a las personas con párkinson a levantarse apresuradamente, algo que, combinado con la lentitud de movimientos y la hipotensión ortostática, puede generar desequilibrios y accidentes.
Carmen Alabort explica que "el problema de la urgencia urinaria tiene un riesgo añadido de caídas por varios factores. Uno de ellos está relacionado con moverse rápido debido a la urgencia y encontrar dificultades con los propios síntomas motores de la enfermedad (rigidez, lentitud de movimientos, etc.). Otro factor es la hipotensión ortostática, que puede provocar mareos o problemas de equilibrio, incrementando el riesgo de caídas accidentales”. Además, la ansiedad puede desempeñar un papel importante en este problema, ya que muchas pacientes con párkinson experimentan una sensación continua de necesidad de orinar sin haber vaciado completamente la vejiga. Esto genera una mayor frecuencia de visitas al baño, a menudo acompañada de angustia e incomodidad durante la noche, lo que también puede contribuir a un mayor riesgo de caídas.
Además, el miedo a no llegar a tiempo al baño o a sufrir pérdidas de orina puede generar inseguridad, llevando a muchas personas a limitar su vida social y reducir sus actividades fuera de casa.
En el contexto de las disfunciones urinarias asociadas a la enfermedad, además de la incontinencia de urgencia y la nicturia, existen otras formas que también impactan la vida de los pacientes. Carmen Alabort amplía la información sobre estos síntomas menos discutidos, pero igualmente importantes.
"Dentro de las disfunciones urinarias, además de las comentadas, existen otras como la incontinencia de esfuerzo, que es el goteo que se produce al toser, estornudar o realizar algún esfuerzo físico", explica Carmen. Además, se encuentra la incontinencia mixta, que incluye episodios de goteo tanto después como antes de una urgencia.
Estos problemas pueden pasar desapercibidos debido a la reticencia de los pacientes a hablar del tema con su médico de referencia. "Esto puede generar otro tipo de problemas como infecciones del tracto urinario o incluso problemas cognitivos", advierte Carmen. Además, menciona que es posible que las personas afectadas que usan los servicios de la asociación tengan estos problemas, pero que no los comuniquen debido a las razones anteriormente mencionadas.
3. El impacto psicológico: más allá del síntoma físico
Las alteraciones urinarias en el párkinson no son solo un problema físico; afectan de manera profunda el estado emocional de las personas que las padecen.
• Autoestima y vergüenza: La incontinencia urinaria puede generar sentimientos de vergüenza y frustración, afectando la percepción de autonomía y dignidad personal.
• Ansiedad y estrés: La preocupación constante por encontrar un baño cercano puede llevar a estados de ansiedad, reduciendo la espontaneidad en la vida diaria.
• Fatiga y somnolencia: La nicturia interfiere con el descanso nocturno, lo que se traduce en mayor fatiga diurna y menor capacidad para afrontar las actividades cotidianas.
Según Carmen Alabort, "el estado anímico de la persona afectada por problemas urinarios puede ir desde la vergüenza y tristeza hasta estados ansiosos o depresivos en casos más graves". Por ello, es fundamental que este problema sea abordado con un enfoque integral, incluyendo apoyo psicológico para mitigar su impacto emocional.
4. ¿Qué se puede hacer? La importancia de un abordaje integral
Los problemas urinarios pueden tener un impacto profundo no solo en quienes los padecen, sino también en las dinámicas familiares y relaciones personales. Carmen enfatiza la importancia de abordar estos desafíos adecuadamente.
"Es imprescindible un buen diagnóstico del problema para poder establecer las mejores estrategias que permitan mejorar la calidad de vida de las personas afectadas y de quienes conviven con ellas", explica Carmen. Según ella, cada caso requerirá de un tratamiento individualizado, que debe ser evaluado y recomendado por un médico especialista.
Además, Carmen destaca que más allá del tratamiento farmacológico o quirúrgico, existen herramientas no farmacológicas que pueden ser de gran ayuda. "Es importante saber que existen opciones como los Ejercicios de Kegel, modificaciones del comportamiento o del estilo de vida, y dispositivos vaginales, entre otros, según cada caso individual. Estas herramientas, en conjunto, pueden mejorar considerablemente la calidad de vida de las personas que lo padecen y sus familiares", añade.
• Consulta médica: Es crucial que los pacientes comuniquen abiertamente sus síntomas urinarios a sus profesionales de la salud. Un diagnóstico temprano puede prevenir complicaciones mayores y mejorar la calidad de vida.
• Tratamientos disponibles: Existen diversas opciones terapéuticas, desde medicamentos que ayudan a controlar la hiperactividad vesical hasta terapias conductuales como los ejercicios de Kegel , que fortalecen los músculos del suelo pélvico. Además, ajustar la medicación para el párkinson puede influir positivamente en la función vesical.
• Modificaciones en el estilo de vida: Establecer horarios regulares para ir al baño, limitar la ingesta de líquidos antes de acostarse y crear un entorno seguro en el hogar para facilitar el acceso al baño durante la noche son medidas que pueden reducir los episodios de incontinencia y el riesgo de caídas.
• Apoyo psicológico: Participar en grupos de apoyo y recibir terapia psicológica puede ayudar a los pacientes a manejar el estrés y la ansiedad asociados con los problemas urinarios, mejorando su bienestar emocional.
5. Hablar del problema es el primer paso
Las alteraciones urinarias en el párkinson son comunes, pero siguen siendo un tema tabú. Abordarlas desde una perspectiva integral, considerando tanto el impacto físico como el psicológico, es fundamental para mejorar la calidad de vida de quienes las padecen.
Si experimentas estos síntomas, buscar ayuda profesional es el primer paso para recuperar la confianza y el bienestar en el día a día. Como destaca Carmen Alabort, "ante cualquier síntoma, es imprescindible comunicarse con el profesional de referencia, ya que no tratar estos problemas a tiempo puede derivar en complicaciones más graves, tanto físicas como emocionales".
La comunicación abierta y honesta permite desarrollar estrategias personalizadas que mejoran la calidad de vida y reducen el impacto negativo de estos síntomas en el día a día.
Antes de terminar este artículo, queremos destacar la labor esencial que realiza las asociaciones de párkinson como Asociación de Parkinson Gandía. Gracias a la dedicación de profesionales como Carmen Alabort, esta asociación no solo mejora la salud física de quienes enfrentan la enfermedad, sino que también enriquece su bienestar emocional y el de sus familias.
Os dejamos su página web y perfiles en redes sociales:
· Web: https://www.parkinsongandia.es/
· Instagram: https://www.instagram.com/parkinsongandiasafor/
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