El Párkinson se extiende como una sombra en mi camino, lo cubre todo de incertidumbres, queriendo apagar mis sueños y certezas.
Miro a mi alrededor y empiezan aparecer senderos; el primero que encuentro me arrastra, atrapa, el miedo hace su entrada triunfal y se apodera de mí, no quiero seguir por ahí, pero es inevitable, tiene oscuras interrogantes: " porqué a mí, esto no me puede estar pasando, que hecho mal?".
No voy a poder seguir siendo la misma mujer que sonríe con facilidad, compañera y amante, mamá que aconseja y abraza, abuela que mima y da consuelo, amiga que escucha y acompaña.
Meto la cabeza debajo de la almohada y prefiero pensar que es sólo un mal sueño. La realidad me despierta, trae con ella dolor y rabia. Busco respuestas a mis " porqué" y de momento no las encuentro, me siento triste, cansada, confundida. Un día, no sé cuál, vislumbro un poco de claridad por la rendija de mí ventana. Apareció otro sendero, me sigo sintiendo sola aunque me acompañan, no sé qué decirles, me faltan las frases y las palabras, busco en el espejo a la mujer que fui, aparece desdibujada, me mira, ella también me reclama compasión y calma. No me ha abandonado, ella siempre estará ahí. Miro a mi alrededor, por ese camino si me apetece seguir.
Voy encontrando las frases, las palabras que nunca perdí, ahí están los míos, no dicen nada, sólo me acompañan, esperan, abrigan y respiran hondo por mí. Ahora voy transitando mi destino, este sendero tiene todos los colores del arcoiris, se me acerca la mujer del fondo del espejo, empiezo a reconocer sus gestos, a su sonrisa le falta un poco de expresión sí, pero los ojos tienen el brillo de ayer, la fuerza y el coraje, un " yo" que acepta, acoge y no se rinde.
Ahora van saliendo mis palabras con serenidad, este camino me ha hecho entender que hay tantas personas transitando a mí lado que no volveré al sendero gris.
Gritaré a todos los que comienzan su andadura con este huésped tan incómodo, que seguramente recorran esos senderos, ojalá lo hagan deprisa porque el resto del trayecto es hermoso, esperanzado, sin juicios, con acompañamiento y sobre todo con las ganas de vivir esta diferente pero maravillosa vida.
Miro a mi alrededor y empiezan aparecer senderos; el primero que encuentro me arrastra, atrapa, el miedo hace su entrada triunfal y se apodera de mí, no quiero seguir por ahí, pero es inevitable, tiene oscuras interrogantes: " porqué a mí, esto no me puede estar pasando, que hecho mal?".
No voy a poder seguir siendo la misma mujer que sonríe con facilidad, compañera y amante, mamá que aconseja y abraza, abuela que mima y da consuelo, amiga que escucha y acompaña.
Meto la cabeza debajo de la almohada y prefiero pensar que es sólo un mal sueño. La realidad me despierta, trae con ella dolor y rabia. Busco respuestas a mis " porqué" y de momento no las encuentro, me siento triste, cansada, confundida. Un día, no sé cuál, vislumbro un poco de claridad por la rendija de mí ventana. Apareció otro sendero, me sigo sintiendo sola aunque me acompañan, no sé qué decirles, me faltan las frases y las palabras, busco en el espejo a la mujer que fui, aparece desdibujada, me mira, ella también me reclama compasión y calma. No me ha abandonado, ella siempre estará ahí. Miro a mi alrededor, por ese camino si me apetece seguir.
Voy encontrando las frases, las palabras que nunca perdí, ahí están los míos, no dicen nada, sólo me acompañan, esperan, abrigan y respiran hondo por mí. Ahora voy transitando mi destino, este sendero tiene todos los colores del arcoiris, se me acerca la mujer del fondo del espejo, empiezo a reconocer sus gestos, a su sonrisa le falta un poco de expresión sí, pero los ojos tienen el brillo de ayer, la fuerza y el coraje, un " yo" que acepta, acoge y no se rinde.
Ahora van saliendo mis palabras con serenidad, este camino me ha hecho entender que hay tantas personas transitando a mí lado que no volveré al sendero gris.
Gritaré a todos los que comienzan su andadura con este huésped tan incómodo, que seguramente recorran esos senderos, ojalá lo hagan deprisa porque el resto del trayecto es hermoso, esperanzado, sin juicios, con acompañamiento y sobre todo con las ganas de vivir esta diferente pero maravillosa vida.
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