Author Avatar
Carmen Breijo García

"Conociéndola, conociéndome..."

Seguramente no esté solo, pero yo me siento así. Siento que nadie me entiende, nadie me escucha, no pueden reconfortarme y mucho menos pueden aligerar esa carga tan pesada que llevo. Qué difícil es intentar entenderlo todo, y entenderme a mí, entenderla a ella….



A veces necesito ponerle nombre, cuerpo y hasta personalidad y eso me ayuda, siento que me puedo enfrentar cuando más enfadado estoy y me imagino gritándole todo lo que mi voz quebrada me permite, y empujándole al otro lado de la habitación. Otras veces no, otras veces necesito sentir que no existe, mirar hacia otro lado y no darle ni la posibilidad de tenerme cara a cara para que pueda recordarme un día más que ahí estará para mí, quiera o no, siempre presente en la habitación. Hay días que no le pongo nombre, ni rostro, ni le doy espacio, simplemente paseo mi camino casi sin notar su presencia y recupero oxígeno y disfruto de las vistas, prácticamente sin resquicios de nada distinto, que se escape de lo que es la normalidad para todos.



Hoy tiene nombre, tiene cara, tiene brazos y me sujeta, me aprieta fuerte y no deja que respire, me mira a los ojos y no me deja apartar la mirada, y se mete en mi cabeza y no le da espacio a todos esos pensamientos que me ayudan a cumplir todos los deseos, proyectos, experiencias que tengo en mi día a día y que alimentan y construyen quien soy…hoy somos ella y yo y nadie más, porque da igual que yo lo explique que nadie a mi alrededor sabe exactamente lo densa e indeseable que es esta compañía…



Hoy, y en este momento que me encuentro vencido, siento que lo único que tiene sentido es intentar conocerla, dejarla pasar, sentarla y charlar u observarla hasta que sepa como conseguir que su compañía no me resulte totalmente perturbadora. Y habla, habla, habla y yo con total atención me quedo a aprender de ella, aprendiendo a un tiempo cómo dentro de mi mismo puedo darle ese pequeñito espacio que aunque no esté dispuesto, creo que quiere ocupar.



Mientras le doy espacio por momentos creo que le estoy dando poder y eso me enfada y vuelve mi foco a esas emociones teñidas de negro oscuro del principio, y de repente me doy cuenta de que ella sigue su discurso y soy yo quien me estoy dejando llevar por esa corriente en la que me encuentro perdido.



Tomo el mando de nuevo, respiro lento, profundo, me sereno…con la energía que tengo me recoloco y converso y con cada palabra que yo pronuncio ella se va debilitando, y va dando más espacio a lo que le comparto, a quién soy, a lo que me inyecta de emociones positivas, a lo que forma parte de mí, de mi edificación, de mi esencia….Y con esa toma de consciencia, y ese aceptar el momento cara a cara con ella, con esa forma tan decidida de dejarle exactamente el hueco que yo considero, y de ponerme a hablar, a vivenciar, a experimentar, a dejar pasar por mi esta experiencia, poco a poco ella se apaga, pierde fuerza, pierde energía, se levanta, me mira y se marcha….



Quedo yo y ocupo todo mi espacio de nuevo.

Comentarios (5)

Debes estar registrado para poder publicar tu comentario