Me refiero al 11 de abril de cada año, día que de forma internacional nos recuerda (a los pacientes aún más) que existe una enfermedad neurológica devastadora que se llama Parkinson en honor a su descubridor. Desde que me diagnosticaron hace ya más de 11 años, es un día que, si bien no es idéntico siempre, por desgracia es bastante parecido.

Un día de un año más que no podemos decir que exista una cura para esta enfermedad pero que afortunadamente, un año más podemos afirmar que estamos mejor que el anterior en cuanto a nuevos tratamientos y medicación para mejorar los síntomas y por tanto nuestra amenazada calidad de vida.

Estamos mejor, es verdad, pero hemos de aprovechar cualquier oportunidad (y la del día internacional es una de ellas) para reivindicar más conciencia sobre una realidad aún muy desconocida y que, sin embargo, va camino de seguir extendiéndose cual pandemia.

Necesitamos más investigación y muchos más recursos, y recursos de verdad, que lleguen al sistema.

El día de la marmota ya me va bien si podemos repetir constantemente que estamos mejor pero no me rindo, eso nunca, y confío en la IA, en los investigadores y en la tecnología porque estoy seguro de que más pronto que tarde podremos olvidarnos de la marmota y celebrar el gran objetivo que es la curación de esta lacra.

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