Una de las complicaciones más disruptivas que puede desarrollar el paciente con enfermedad de Parkinson a lo largo de la evolución es la demencia. Su identificación precoz es importante de cara al manejo e información pronóstica para la familia. En este sentido, marcadores clínicos que permitan saber si un paciente la va a desarrollar, son muy importantes. Aunque hay algunos que requieren realizar pruebas como un estudio de resonancia, punción lumbar, etc., lo ideal sería algo sencillo, fácil de analizar en cualquier centro por el médico. Un ejemplo son las alteraciones de los movimientos ovulares. Es conocido que las alteraciones en los movimientos oculares pueden permitir distinguir algunas enfermedades degenerativas. Sin embargo, no está claro su valor como predictor de demencia en pacientes con enfermedad de Parkinson.
Incluyeron 141 pacientes con Parkinson y 90 controles. Evaluaron en los movimientos sacádicos la latencia, duración, amplitud, velocidad máxima y media. Para ello utilizaron un aparato especial que se coloca en la cabeza llamado sacadómetro. La función cognitiva fue evaluada en diferentes dimensiones al inicio y después a los 18, 36 y 54 meses (4.5 años). Observaron que los movimientos sacádicos en los pacientes estaban reducidos comparado con los controles, presentando menor amplitud y menor velocidad media. Aunque eran pacientes sin demencia, ya la función cognitiva al inicio era significativamente peor que la de los controles. Finalizaron el seguimiento de 4.5 años 86 pacientes y 54 controles. La latencia, duración, velocidad máxima y velocidad media de los movimiento sacádicos fueron predictores del desarrollo de deterioro cognitivo global, y también específicamente en lo referente a funciones ejecutivas, atención y memoria.
El presente estudio pone de manifiesto como algo sencillo de evaluar, como los movimientos sacádicos, puede valer como factor pronóstico. En pacientes con enfermedad de Parkinson son de menor amplitud y están más lentas, pero además su mayor afectación de asocia a una mayor probabilidad de desarrollar un empeoramiento cognitivo global, y también específicamente de funciones ejecutivas, atención y memoria. Lo que queda ahora sería llevarlo a la práctica, estandarizando puntos de corte predictores que permitan saber en un individuo junto con otros factores condicionantes, cual podría ser su valor pronóstico. A diferencia de otras pruebas, es no invasiva y aparentemente aplicable.
Septiembre 2019
DIEGO SANTOS GARCÍA
NEUROLOGÍA, CHUAC (COMPLEJO HOSPITALARIO UNIVERSITARIO DE A CORUÑA), A CORUÑA