- Los flavonoides son un grupo de fitonutrientes (químicos vegetales) presentes de forma natural en muchas frutas, verduras, semillas y bebidas (té o vino tinto).
- Aunque constituyen una parte no energética de la alimentación (es decir no aportan kilocalorías), a los flavonoides se les atribuyen múltiples efectos beneficiosos para la salud, incluyendo su potencial neuroprotector.
- Investigaciones previas han mostrado una asociación entre un mayor consumo de flavonoides y un menor riesgo de desarrollar ciertas enfermedades, como la enfermedad de Parkinson.
- Sin embargo, la evidencia sobre los efectos de los flavonoides en la supervivencia es todavía escasa.
- Se publica un estudio observacional en el que se analiza el consumo de flavonoides y la evolución de 1251 pacientes antes y después del diagnóstico de enfermedad de Parkinson.
- Los pacientes con enfermedad de Parkinson que consumieron más cantidad de flavonoides (más de 3 raciones/semana) presentaron un menor riesgo de mortalidad por cualquier causa que aquellos con una menor ingesta (1 o menos raciones /mes).
- Un consumo más frecuente de bayas rojas (fresas y frutos del bosque) y vino tinto en pacientes con enfermedad de Parkinson se asoció a una menor mortalidad a lo largo de los 33 años de seguimiento del estudio.
La enfermedad de Parkinson (EP) disminuye la calidad de vida y aumenta la morbilidad y mortalidad de los pacientes. Algunos componentes dietéticos, como los flavonoides o los alimentos ricos en flavonoides, se han asociado previamente con un menor riesgo de desarrollar EP. Sin embargo, muy pocos estudios han evaluado el papel que podrían jugar factores de riesgo modificables, como la alimentación, en la supervivencia de estos pacientes.
Los flavonoides son polifenoles derivados de las plantas, presentes de forma natural en una gran cantidad de frutas, verduras y bebidas (como el té, el vino tinto o la cerveza). Tras su ingesta, se metabolizan rápidamente y son capaces de cruzar la barrera hemato-encefálica realizando diversas funciones y disminuyendo el estrés oxidativo, la inflamación y la ateroesclerosis. Además, la evidencia sugiere un potencial neuroprotector.
Se publica, en la revista Neurology, un trabajo observacional prospectivo realizado en pacientes con diagnóstico reciente de EP. En él, se observó la evolución e ingesta de flavonoides de 599 mujeres y 652 hombres durante un periodo de seguimiento medio de 32-34 años. Su principal objetivo fue evaluar la posible asociación entre la ingesta de flavonoides o alimentos ricos en flavonoides y el riesgo de mortalidad por cualquier causa. Para ello, los investigadores determinaron la ingesta de flavonoides de los pacientes, antes y después del diagnóstico de su EP, mediante un cuestionario validado de frecuencia de consumo de alimentos. El cuestionario fue repetido cada 2-4 años durante todo el estudio. De este modo, determinaron la ingesta total de flavonoides, la ingesta de sus principales subtipos y la ingesta específica de los alimentos con mayor aporte de flavonoides más frecuentemente consumidos en Estados Unidos (té, manzanas, naranjas, zumo de naranja, vino tinto y bayas, como fresas y arándanos).
Una mayor ingesta de flavonoides antes del diagnóstico de la EP, se asoció con un menor riesgo de mortalidad en hombres, aunque no en mujeres. Una vez diagnosticada la EP, los pacientes con una ingesta total de flavonoides más elevada (> 3 raciones /semana) presentaron una mayor supervivencia que aquellos con menores ingestas (1 o menos raciones/mes). En concreto, los pacientes con mayor consumo, tenían un 70 % más de posibilidades de supervivencia en comparación con aquellos pacientes con la ingesta más baja, después de controlar factores como la edad, el tabaquismo y los hábitos alimenticios.
Esto fue especialmente significativo para determinados tipos de flavonoides, como antocianidinas (presentes en las bayas y vino tinto) y flavanoles (presentes en manzanas y té verde, por ejemplo). Los pacientes con EP que consumieron más de 3 raciones a la semana de bayas y vino tinto, presentaron un menor riesgo de mortalidad durante el período de estudio.
En conclusión, los resultados muestran una asociación entre un mayor consumo de flavonoides en pacientes con EP y una menor mortalidad. Sin embargo, hay que recordar que son datos extraídos de un estudio observacional (sin intervención), por lo que no es posible establecer por el momento una asociación causal y se necesita una mayor investigación. Aún así, los datos son prometedores y aumentan la evidencia de que la ingesta de flavonoides puede tener una influencia positiva en la EP. Aunque no debemos alentar el consumo de vino tinto, (por su contenido en alcohol y su riesgo añadido de caídas en pacientes con enfermedades neurodegenerativas), el consumo de 3 o más raciones semanales de alimentos comunes como frutos del bosque o manzanas podría ser una forma fácil, sabrosa y segura de mejorar los resultados en pacientes con EP.
Alma Prieto Tenreiro
Servicio de Endocrinología, CHUF (Complejo Hospitalario Universitario de Ferrol), Ferrol