• Comparan en un ensayo clínico a pacientes con Parkinson que reciben yoga más mindfulness frente a fisioterapia de resistencia y estiramiento.
• Ambos grupos mejoran al final de la terapia, 2 meses después.
• Ese beneficio se mantiene a los 3 meses, 1 mes después de haber finalizado la misma.
• La mejoría la observan en movilidad, depresión, ansiedad y percepción de calidad de vida.
• Sin embargo, comparativamente, los que recibieron como terapia yoga con mindfulness mejoraron más en depresión, ansiedad y percepción de calidad de vida.
El ejercicio físico se sabe que mejora aspectos motores en los pacientes con enfermedad de Parkinson pero también otros como la cognición, estado de ánimo, el dolor o la ansiedad. Uno de los problemas es que su realización en pacientes con enfermedad más avanzada a veces no es posible, siendo necesario en estos casos plantear terapias alternativas viables. Una de ellas es el yoga, que combina la posibilidad de lo que se hace llamar mindfulness, también llamado atención plena o conciencia plena, que consiste en estar atento de manera intencional a lo que hacemos, sin juzgar, apegarse, o rechazar en alguna forma la experiencia. Sin embargo, hasta la fecha no había evidencia clara sobre su posible beneficio comparándolo con el ejercicio físico.
Un total de 187 pacientes con enfermedad de Parkinson con capacidad para poder caminar y mantenerse de pie fueron incluidos. La randomización fue 1:1, es decir, una vez que el paciente era incluido en el ensayo, entraba a una terapia u otra según la que le tocara, de forma alternante. En el caso del yoga con mindfulness, recibieron una sesión de 90 minutos semanal por 8 semanas. El protocolo de yoga incluía meditación y ejercicios de respiración. La fisioterapia incluyó 60 minutos de terapia semanales y además terapia en domicilio 20 minutos dos veces por semana, también durante 8 semanas.
Finalmente un total de 138 pacientes fueron seleccionados a una u otra terapia, siendo tratados y válidos para el análisis 71 que recibieron yoga con mindfulness y 69 fisioterapia. La edad media fue en torno a 63 años, encontrándose en torno al 30% en un estadio II de enfermedad y el 70% en un estadio III (de Hoehn&Yahr). En ambos grupos se observó mejoría al finalizar la intervención (después de 8 semanas) en depresión, ansiedad, afectación motora, capacidad para levantarse y empezar a caminar y en calidad de vida, que midieron con escalas determinadas (HADS, MDS-UPDRS-III, TUG, HWS y PDQ-8). En general, este beneficio además se mantuvo 3 meses después de haber iniciado la intervención, es decir, cuando había pasado 1 mes al menos sin mantener la terapia.
Comparativamente, en general, se observó que los pacientes tratados con yoga más mindfulness frente a la fisioterapia, presentaron un mayor beneficio, particularmente en ansiedad, depresión, dificultad percibida y calidad de vida relacionada con su propia enfermedad. El grado de mejoría en depresión y ansiedad fue no sólo estadísticamente significativa sino parece que clínicamente relevante.
El presente estudio constituye en primer ensayo clínico que demuestra los beneficios tanto del yoga con mindfulness como de la fisioterapia de resistencia y estiramiento, en pacientes con enfermedad de Parkinson. En concreto, los pacientes parecen mejorar no sólo a nivel motor y en aspectos de la marcha, sino también en cuanto a su estado de ánimo, nivel de ansiedad y percepción de calidad de vida. Interesantemente, el yoga con mindfulness podría mejorar más la depresión y ansiedad, así como la percepción de calidad de vida, según los resultados del ensayo clínico. Una vez más, cabe decir que no sólo tomar pastillas para el Parkinson es importante sino que otras terapias complementarias pueden resultar clave. En particular, incluso en pacientes con cierta limitación funcional ya por su enfermedad.
Abril 2019
DIEGO SANTOS GARCÍA
NEUROLOGÍA, CHUAC (COMPLEJO HOSPITALARIO UNIVERSITARIO DE A CORUÑA), A CORUÑA