Vinculan los beneficios motores y no motores del ejercicio físico con una mejor función de la dopamina a nivel cerebral.

 

• El ejercicio físico mejora en los pacientes con enfermedad de Parkinson la lentitud de movimientos, el equilibrio, la calidad de vida, la cognición y el estado de ánimo.

• Un reciente estudio demuestra que los pacientes que realizan ejercicio de forma habitual liberan más dopamina al realizar actividad física o ante una motivación determinada que aquellos sedentarios que no practican ninguna actividad.

• Los activos físicamente también presentan mejor estado de ánimo, menos grado de apatía y mayor destreza fina en los movimientos.

• De esta forma el ejercicio podría ayudar a compensar la falta de dopamina a nivel cerebral y explicar por qué el ejercicio puede contribuir a enlentecer el curso de la enfermedad.

• Son necesarios estudios experimentales con un mayor número de pacientes y combinando diferentes tipos de ejercicio y tareas.

El ejercicio físico tiene un efecto sintomático sobre los síntomas motores y no motores en pacientes con enfermedad de Parkinson y puede ayudar a enlentecer la progresión de la enfermedad. Su beneficio se ha observado sobre la bradicinesia, equilibrio, calidad de vida, cognición y estado de ánimo. Aunque no está claro, se piensa que el ejercicio podría favorecer la liberación de dopamina a nivel del núcleo estriado y esto explicar la mejoría. En concreto, en el estriado dorsal una mayor liberación de dopamina explicaría la mejoría motora mientras que en el estriado ventral la mejoría en síntomas no motores como la depresión o la apatía. Se publica un artículo en la revista Movement Disorders, que pretende dar respuesta a esta hipótesis y conocer cómo el ejercicio influye en la liberación de dopamina a nivel cerebral.
 
Los investigadores compararon dos grupos de pacientes con Parkinson: 8 pacientes que de forma habitual practicaban ejercicio físico frente a 9 sedentarios que no lo hacían regularmente. Para determinar la liberación de dopamina endógena a nivel cerebral en el estriado dorsal inducida por el ejercicio físico, realizaron a todos los participantes un PET (tomografía con emisión de positrones) con raclopride antes y después de realizar actividad física intensa en bicicleta estática durante 30 minutos. Además, también realizaron un estudio de resonancia magnética funcional para medir la activación del estriado ventral durante la fase de recompensa a una tarea realizada con éxito (los sujetos realizaban unos ejercicios con juegos de cartas y con cada acierto obtenían una recompensa, que es algo que se ha relacionado con la liberación de dopamina cerebral). A todos los pacientes se les realizó además evaluación motora (mediante la escala UPDRS-III) y no motora (usaron escalas para medir el estado de ánimo y motivación y así poder detectar si había depresión y/o apatía).
 
Aunque los pacientes que realizaban ejercicio físico de forma regular presentaban un poco menos de tiempo de evolución de enfermedad (6.3 frente a 5.1 años; no significativo desde el punto de vista estadístico), eran, por contra, unos 6 años más jóvenes (62 frente a 68 años). No hubo diferencias entre ambos grupos en la evaluación motora medida mediante la escala UPDRS-III (ni en estado OFF ni ON). Sin embargo, la destreza manual medida mediante ejercicios de tapping (en ON) fue mayor en el grupo que realizaba ejercicio físico así como menor el tiempo de respuesta ante un estímulo y en levantarse e iniciar la marcha.
 
El presente estudio pone de manifiesto que los pacientes con enfermedad de Parkinson que practican ejercicio de forma regular frente a aquellos que no, presentan mejor estado de ánimo, más motivación y mayor destreza con mayor agilidad y menor tiempo de respuesta ante un estímulo. Esto se debe a una mayor actividad dopaminérgica en el cerebro. Por otra parte, la realización de ejercicio físico regular se relaciona con una mayor liberación de dopamina al llevar a cabo una actividad física y también ante una recompensa determinada. Esto querría decir que un paciente con Parkinson que haga ejercicio va a liberar más dopamina en su cerebro cuando hace deporte o por ejemplo otra tarea que le guste y motive como salir a pasear o tener una conversación con alguien sobre algo interesante o un plan de fin de semana. No sólo el ejercicio por lo tanto se vincula a una mayor liberación de dopamina en el núcleo estriado sino también en estructuras meso-límbicas. Esta observación podría guardar relación con el efecto neuroprotector que podría tener el ejercicio en los pacientes con Parkinson.

Noviembre 2018
DIEGO SANTOS GARCÍA
NEUROLOGÍA, CHUF (COMPLEJO HOSPITALARIO UNIVERSITARIO DE FERROL), FERROL, A CORUÑA