• Un metanálisis con 8 estudios y medio millón de participantes demuestra que la realización de ejercicio físico reduce el riesgo de desarrollar enfermedad de Parkinson.
• Por grupos según el género, el efecto fue significativo en varones pero no en mujeres.
• Este efecto fue más marcado en el caso de actividad física alta (ejercicio frecuente y a alta intensidad); en concreto, los sujetos que realizaron una actividad física alta presentaron una reducción del riesgo de desarrollar Parkinson de un 29% comparado con aquellos que realizaron una actividad física moderada o baja.
• La actividad física se relaciona con mecanismos como la liberación de factores de crecimiento neurotróficos, estimulación de la función dopaminérgica y reducción del estrés oxidativo, que podrían proteger contra el desarrollo de Parkinson.
Inicialmente encontraron con los términos de búsqueda que emplearon 5.088 artículos en PUBMED, 4.978 en EMBASE y 2.907 en WEB OF SCIENCE. Después de un proceso exhaustivo de revisión, sólo 8 estudios publicados en 7 artículos fueron seleccionados e incluidos en el análisis. De los 8 estudios, 6 fueron llevados a cabo en Estados Unidos, 1 en Finlandia y 1 en Suecia. Todos fueron estudios de cohortes (seguían una población y observaban cuantos desarrollaban Parkinson y establecían la relación con la realización de ejercicio) excepto 1 estudio que fue de casos y controles (compararon pacientes con Parkinson con sujetos sin Parkinson para establecer la relación con la realización de ejercicio físico). Muchas de las cohortes eran de personas relacionadas o vinculadas al ámbito de la salud (personal sanitario, enfermería, estudiantes, etc.); 2 estudios fueron sólo en varones, otros 2 sólo en mujeres y el resto tanto en varones como mujeres. El total de participantes fue de 544.336 y de 2.192 pacientes con enfermedad de Parkinson con una mediana de seguimiento de 12 años (variaba desde los 6 años hasta los 22 años). La calidad de los estudios varió de 6 a 9 sobre 10 aplicando la escala de Newcastle-Ottawa, siendo 6 en un estudio (calidad moderada) y de 7 a 9 en el resto (alta calidad).
Algunas limitaciones del estudio es que el ejercicio realizado fue considerado en base a respuestas de cuestionarios y no medido, que la clasificación por grupos de actividad física fue en base a tal testimonio por parte del participante, sesgos de selección y otras variables no incluidas o el hecho de que no se pueden descartar que algunos sujetos incluidos ya tuvieran una enfermedad de Parkinson preclínica (sin síntomas) en el momento de la inclusión. Aunque los resultados en mujeres no fueron concluyentes sería prematuro concluir que el ejercicio no protege a las mujeres porque entre otras cosas sólo en 4 de los 8 estudios participaron mujeres y en todos menos en 1 de estos 4 hubo menos de 150 mujeres con Parkinson. Queda igualmente por aclarar bien, dado que no es algo que no especifican, el tipo y cantidad de horas de actividad física en cada grupo. Lo que está claro es que actividad física alta es ejercicio semanal varias veces por semana de alta intensidad, incluyendo aeróbico, y eso es lo que más protege. Probablemente sea lo que provoque más liberación de factores tróficos y reducción estrés oxidativo. Más estudios que incluyan biomarcadores son necesarios para poder conocer en profundidad si el ejercicio reduce el riesgo y por qué mecanismos.
Octubre 2018
DIEGO SANTOS GARCÍA
NEUROLOGÍA, CHUF (COMPLEJO HOSPITALARIO UNIVERSITARIO DE FERROL), FERROL, A CORUÑA
Coordinador del Comité Científico de la Fundación Degén, neurólogo en el Servicio de Neurología del CHUAC (Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña) y del Hospital San Rafael, A Coruña.
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