• ¿Cuántos pacientes con Parkinson en España presentan enfermedad de Parkinson avanzada? Un estudio en marcha llamado PARADISE nos responde a esta pregunta.
• El análisis intermedio del estudio con 500 pacientes revela que más de 1 de cada 3 pacientes (el 37%) con Parkinson presentan enfermedad de Parkinson avanzada.
• Participan 11 centros de neurología general, 7 con consulta monográfica de Parkinson y 3 unidades de trastornos del movimiento de tota España.
• El porcentaje es similar en los diferentes tipos de asistencia (neurólogo general, neurólogo con consulta monográfica, unidad de trastornos del movimiento).
• Aunque se ha usado un cuestionario específico llamado CDEPA para definir enfermedad de Parkinson avanzada, la concordancia con la opinión del neurólogo es muy elevada, incluyendo los neurólogos generales.
• En torno a 1 de cada 5 pacientes (19,5%) con Parkinson avanzado recibe terapia de segunda línea (cirugía o bomba de infusión).
• La mitad de las terapias de segunda línea se instauran en las unidades de trastornos del movimiento pero 1 de cada 6 se hace por el neurólogo general.
• El motivo fundamental (en más del 50% de los casos) de no indicar una terapia de segunda línea a pacientes con Parkinson avanzado es el considerar que el paciente está estable y/o no haberse contemplado tal posibilidad.
• Están pendientes los análisis de calidad de vida, siendo clave saber si los pacientes con Parkinson avanzado que reciben terapia de segunda línea presentan mejor calidad de vida que los que no.
• El objetivo muestral del estudio PARADISE son 1.100 pacientes. La previsión es tener los datos del estudio completo analizados entre 2019 y 2020.
• En base a estos resultados y teniendo en cuenta que hasta el 40% de los pacientes con Parkinson son seguidos en Neurología General, es posible que se debiera potenciar la implementación de las terapias de segunda línea en todos los niveles asistenciales con intención de intentar alcanzar lo más aproximado a una equidad en el manejo de la enfermedad.
De un total de 500 pacientes incluidos (un 53% varones, edad media de 74 años), la prevalencia de EPA fue de un 37%, siendo similar en los tres tipos de asistencia: 37.7% en UTM, 35.5% en CM y 37.7% en NG. La media de tiempo de evolución de los pacientes con EPA (185 pacientes) fue de unos 10 años frente a los 4 años de media aproximada del grupo sin EPA. La concordancia entre el criterio del neurólogo y el cuestionario CDEPA a la hora de diagnosticar la EPA fue muy alta, siendo discretamente superior cuando se realizaba en UTM y CM (índice K de 0.96) que en NG (índice K de 0.88). Se observó que el perfil del paciente con EPA presentaba un perfil algo más avanzado en las consultas generalistas, según el cuestionario CDEPA y las características clínico-demográficas. En concreto, en las consultas de NG más del 80% de los pacientes presentaban necesidad de ayuda para actividades básicas de la vida diaria frente a alrededor del 60% en las CM y UTM. En las CM fueron más frecuentes las caídas recurrentes (cerca del 30% frente al 10% de media en los otros dos grupos) y en las UTM menos frecuentes las alucinaciones visuales (algo más del 10% frente a un 30% de media de los otros dos grupos). Del cuestionario se observó que del total de los 500 pacientes estudiados, presentaban (datos aproximados obtenidos en el CDEPA): 67% ayuda para actividades de la vida diaria, 53% fluctuaciones motoras con un tiempo superior al 25% del tiempo levantado durante el día, 3% disfagia, 11% caídas recurrentes, 13% demencia, 60% más de 10 años de evolución, 92% limitación para las actividades de la vida diaria (pero no ayuda), 33% discinesias con un tiempo superior al 25% del tiempo levantado durante el día, 54% síntomas axiales (disfagia, disartria [limitación para la articulación del lenguaje] y/o bloqueos de la marcha), 30% alucinaciones sin introspección (el paciente no distingue que no es cierto lo que percibe), 70% alteración de los reflejos posturales, disautonomía y/o somnolencia diurna excesiva, y un 48% apatía moderada a grave, alucinaciones con introspección, síntomas psicóticos y/o deterioro cognitivo leve. Además, aproximadamente el 40% de los pacientes presentaba alguna enfermedad concomitante de relevancia que se asocia a un incremento del riesgo de mortalidad (cardiopatía, patología bronquial, renal, etc.), siendo especialmente elevado en los pacientes con EPA seguidos en NG (se utilizó un índice de comorbilidad llamado Charlson Index [a mayor comorbilidad mayor puntuación], y la media fue de 3.5 para los 500 pacientes, 3.9 para los pacientes con EPA y en este subgrupo comentado, 4.5).
En conclusión, el estudio PARADISE está en marcha pero este análisis intermedio arroja resultados muy interesantes: 1 de cada 3 pacientes con enfermedad de Parkinson en España (seguido en hospitales públicos) tiene EPA (enfermedad de Parkinson avanzada); el porcentaje es similar en los diferentes tipos de asistencia (neurólogo general, neurólogo con consulta monográfica, unidad de trastornos del movimiento); 1 de cada 5 pacientes con Parkinson avanzado recibe terapia de segunda línea; la mitad de las terapias de segunda línea se instauran en las unidades de trastornos del movimiento pero 1 de cada 6 se hace por el neurólogo general; el motivo fundamental de no indicar una terapia de segunda línea a pacientes con Parkinson avanzado es el considerar que el paciente está estable y/o no haberse contemplado tal posibilidad.
Diciembre 2018
DIEGO SANTOS GARCÍA
NEUROLOGÍA, CHUF (COMPLEJO HOSPITALARIO UNIVERSITARIO DE FERROL), FERROL, A CORUÑA
Coordinador del Comité Científico de la Fundación Degén, neurólogo en el Servicio de Neurología del CHUAC (Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña) y del Hospital San Rafael, A Coruña.
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