Se reclutaron 15 pacientes con enfermedad de Parkinson y se les implantaron electrodos percutáneos a nivel de la columna torácica o cervical. En la mayoría, a nivel dorsal bajo, T8 a T12. Todos ellos presentaban dolor con componente neuropático refractario a fármacos, y la gran mayoría, dolor relacionado con las fluctuaciones motoras. La edad media era de 74 años, y el tiempo de evolución medio de enfermedad muy elevado, de 17 años. Un total de 13 de los 15 presentaban un fenotipo donde lo predominante era la rigidez y torpeza motora, y en 2, el temblor; 7 presentaban varios tipos de dolor y 8 eran pacientes que habían sido ya previamente operados con estimulación cerebral profunda. Los participantes se establecieron en uno de los tres modos de estimulación: 1) estimulación tónica continua, 2) estimulación de ráfaga continua (40 Hz, 500 Hz, 1000 μs), o 3) modo de ciclo (en tiempo de 10 a 15 s, tiempo de apagado de 15 a 30 s) con ráfaga (40 Hz, 500 Hz, 1000 μs). Los pacientes completaron antes y después del procedimiento en cada visita clínica diferentes escalas: Escala Visual Analógica (EVA) de dolor, la Escala Unificada de Calificación de la Enfermedad de Parkinson (MDS-UPDRS), la Escala de Autoevaluación de la Depresión (SDS), la Escala de Calificación de la Depresión de Hamilton (HAMD), el Perfil del Estado de Ánimo (POMS-II), la prueba de caminar de 10 metros y el Timed Up and Go test (TUG) (se indica desde posición de sentado levantarse y empezar a caminar).
Todos los pacientes experimentaron una mejora significativa en las puntuaciones de la EVA con una reducción media del 59% en todos los pacientes. Esta mejoría se observó tanto en los pacientes con estimulación cerebral profunda cerebral (8 casos, reducción del 61%) como sin ella (7 casos, reducción del 57%). Los pacientes seleccionados al grupo 3 (estimulación de ráfaga cíclica) tuvieron una reducción promedio del 67% en las puntuaciones de EVA, en comparación con el grupo de parámetros de ráfaga continua, que tuvo una reducción promedio del 48%. El 63% de los pacientes experimentaron una mejora en la prueba de caminar 10 metros, con una mejora promedio del 12%. El 74% por ciento de los pacientes experimentaron mejoras clínicamente relevantes en el TUG, con una mejora promedio del 21%. No hubo cambios en la MDS-UPDRS, SDS y estadio de Hoehn & Yahr. En aquellos que no habían recibido previamente estimulación cerebral profunda, las puntuaciones en HAMD y SD aumentaron (empeoró su estado de ánimo) mientras que en aquellos que sí, se redujeron (mejoraron). No se reportaron eventos adversos significativos.
En resumen, aunque los resultados son preliminares y sería necesario un ensayo frente a placebo, este estudio apunta a la utilidad potencial de la estimulación medular para abordar tanto el dolor como ciertos aspectos de los síntomas motores en pacientes con enfermedad de Parkinson tanto que tienen como que no han recibido terapia con estimulación cerebral profunda.
Octubre de 2020
DIEGO SANTOS GARCÍA
NEUROLOGÍA, CHUAC (COMPLEJO HOSPITALARIO UNIVERSITARIO DE A CORUÑA), A CORUÑA