• Se realiza un estudio en España en 568 pacientes con Parkinson para conocer el impacto de la pandemia por la COVID-19.
• La gran mayoría de los pacientes tienen conocimiento y toman medidas de prevención (>95%).
• Hasta el 66% de los pacientes empeoró en alguno de sus síntomas del Parkinson.
• Sólo el 2.6% desarrolló la enfermedad COVID-19.
• Los pacientes con demencia y alucinaciones visuales podrían estar más protegidos debido a medidas de prevención y un confinamiento más estricto.
• Ningún paciente que recibía amantadina desarrolló la COVID-19, lo que sugiere la posibilidad de explorar su posible papel protector contra el virus que se ha sugerido.
Finalmente, el análisis comparativo entre los que desarrollaron COVID-19 (15 casos) y los que no mostró que en general, el porcentaje de pacientes con más deterioro, incluyendo demencia, alteraciones conductuales y alucinaciones visuales, fue menor en los que no desarrollaron COVID-19, y por el contrario los factores de riesgo cardiovascular como diabetes, dislipemia, o comorbilidades como cardiopatía o broncopatía, fue mayor en lo que desarrollaron la COVID-19.
En conclusión, este estudio con datos de un gran número de pacientes con Parkinson en España, muestra algunas observaciones de interés:
• La frecuencia de COVID-19 en los pacientes con Parkinson parece baja, en este estudio, del 2.6%. En otros, entre el 1.5% y 7%. Probablemente esto se deba o al menos en parte a que hay conocimiento y responsabilidad por parte de los pacientes, que el menos en España se están comportando tomando medidas de prevención adecuadamente en un muy elevado número de casos.
• La pandemia ha afectado negativamente a los pacientes, empeorando más de 6 de cada 10 pacientes de sus síntomas del Parkinson.
• El presentar demencia, alucinaciones o alteraciones de conducta podría proteger contra la COVID-19 pero probablemente debido a un confinamiento más estricto, tanto en el caso de los pacientes como de sus contactos, al entenderse que son pacientes de mayor riesgo y vulnerables a complicarse en caso desinfección.
• Por el contrario, el presentar factores de riesgo vascular y comorbilidades como cardiopatía o broncopatía podría suponer un mayor riesgo de desarrollar COVID-19. Ya hay estudios que han indicado más hospitalización en estos casos y una hipótesis es que los síntomas fueran más manifiestos en estos casos, lo cual conlleva más probabilidad de ser diagnosticado.
• Finalmente, ningún paciente que tomaba amantadina (82 pacientes) desarrolló la COVID-19. Es interesante dado que este antiviral utilizado fundamentalmente para las discinesias, se ha sugerido que podría tener un factor protector frente al virus.
Simplemente agradecer a las instituciones que han colaborado en el desarrollo del presente estudio, y sobre todo a los pacientes y familiares con enfermedad de Parkinson de España. Gracias a ellos tenemos una información de gran valor que ayudará a gestionar mejor la crisis desde diferentes ámbitos.
Agosto de 2020
DIEGO SANTOS GARCÍA
NEUROLOGÍA, CHUAC (COMPLEJO HOSPITALARIO UNIVERSITARIO DE A CORUÑA), A CORUÑA
Coordinador del Comité Científico de la Fundación Degén, neurólogo en el Servicio de Neurología del CHUAC (Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña) y del Hospital San Rafael, A Coruña.
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