Una de las cuestiones más importantes en la enfermedad de Parkinson es determinar las causas que llevan a su desarrollo. Estas pueden ser muy variables y entre ellas se ha pensado que
no sólo influye la presencia de factores que conducen a la pérdida de neuronas productoras de dopamina (dopaminérgicas) sino que también la cantidad de las mismas al nacimiento podría influir en el riesgo de por vida de una persona de desarrollar la enfermedad. Debido a que estas células nerviosas mueren en el transcurso de la enfermedad, tener menos de ellas al nacer podría traducirse en un mayor riesgo. Es decir, a
lguien que al nacer tiene más neuronas dopaminérgicas estaría más protegido para el desarrollo de la enfermedad. Se publica en la revista
Journal of Parkinson´s Disease un artículo de revisión de varios investigadores americanos que discute y analiza esta hipótesis.
La sustancia negra se comunica con una estructura cerebral vecina llamada el cuerpo estriado y se cree que la pérdida de dopamina y neuronas dopaminérgicas en estas estructuras deben llegar a un cierto umbral antes de que los síntomas del Parkinson se vuelvan notables. De hecho, estudios de neuroimagen con PET o SPECT demuestran que cuando ya hay síntomas motores y se hace el diagnóstico de enfermedad de Parkinson, se han perdido más de la mitad de las neuronas dopaminérgicas. En este sentido,
el número de neuronas dopaminérgicas con las que nace un individuo podría influir en la rapidez con que se alcanza este umbral. Con intención de dar respuesta a esta hipótesis, los investigadores examinaron datos de cuatro estudios publicados en los que había información de la autopsia de voluntarios sanos.
Se centraron en las personas que murieron antes de cumplir 51 años, para minimizar el riesgo de que cualquier variación observada se deba a efectos relacionados con la edad o a trastornos progresivos no diagnosticados. Su objetivo fue analizar la variación en estos sujetos en cuanto a la cantidad de neuronas pigmentadas en la sustancia negra que fueron detectadas en el estudio patológico. Los estudios mostraron una amplia variación entre los individuos, que van del 147% al 433%, en términos de la diferencia entre aquellos con la mayoría y la menor cantidad de neuronas dopaminérgicas. En base a esta observación de una gran variabilidad, los investigadores establecen una hipótesis de gran interés. Varios factores genéticos, epigenéticos y no genéticos influyen en la generación de neuronas dopaminérgicas y su supervivencia durante el desarrollo y el nacimiento. Esto probablemente contribuye a una gran variación natural en sujetos sanos. Las personas nacidas con un mayor número de neuronas dopaminérgicas son más resistentes a los desencadenantes de la enfermedad de Parkinson ya que pueden permitirse una mayor pérdida celular antes del inicio de los síntomas motores, mientras que las personas nacidas con una población inicial más pequeña de neuronas dopaminérgicas pueden permitirse una pérdida celular mucho menor. La combinación de los desencadenantes de la EP y la disminución natural de las neuronas dopaminérgicas relacionadas con la edad puede, por lo tanto, poner a algunas personas en un mayor riesgo de adquirir síntomas de Parkinson. Por lo tanto, el grupo de neuronas dopaminérgicas desde el nacimiento puede ser un parámetro importante cuando se considera el riesgo de enfermedad de Parkinson.
Aunque la idea es muy interesante falta evidencia para poder demostrar esta hipótesis. Idealmente, sería necesario primero disponer de un marcador fiable que permita demostrar la cantidad de neuronas dopaminérgicas en el estriado en vida, así como medir fiablemente la progresión de la pérdida. Teniendo eso, sería necesario estudiar si la hipótesis se confirma en estudios prospectivos que sigan a grandes poblaciones y detecten que casos desarrollan enfermedad de Parkinson y que factores de riesgo asociados presentan tales pacientes.