Los modelos animales y celulares han sugerido que los fármacos agonistas de los receptores beta-2 pueden tener un potencial efecto modificador de la enfermedad de Parkinson, posiblemente a través de una transcripción reducida de alfa-sinucleína. Algunos estudios ya han demostrado una asociación inversa entre su consumo y un menor riesgo de desarrollo de enfermedad de Parkinson. Sin embargo, la relación con la progresión de la enfermedad en pacientes no ha sido evaluada.

Se publica en
Movement Disorders un trabajo que analiza con información de las bases de datos administrativas de salud de Ontario la
relación entre la exposición a beta-agonistas y el desarrollo de enfermedad de Parkinson así como el de evolución a demencia, institucionalización o fallecimiento. Se trata de un estudio retrospectivo de casos y controles. De una cohorte
de 300.312 individuos, 3.568 individuos cumplieron criterios de diagnóstico de enfermedad de Parkinson después de 5 años de seguimiento. Se compararon con 17.822 controles. Observaron después de ajustar por muchas variables, que
el uso de beta-agonistas de acción corta durante el seguimiento estaba inversamente asociado con el riesgo de nuevo diagnóstico de enfermedad de Parkinson, es decir, su consumo se asoció a un menor riesgo. Por el contrario,
esto no lo observaron en con los beta-agonistas de acción prolongada.
Después de un tiempo medio de seguimiento de 47 meses, 815 pacientes presentaron criterios para demencia, 701 fueron institucionalizados, y 1.467 fallecieron. El uso acumulativo de beta-agonistas de acción corta se asoció con un mayor riesgo de muerte pero no otros resultados. Esto podría estar condicionado por una mayor gravedad de la patología pulmonar. Por el contrario, el uso acumulado de corticoides inhalados se asoció con un incremento del tiempo para el desarrollo de demencia.
El presente estudio, en línea con otros previos, sugiere que el uso de agonistas beta-2 reduce el riesgo de desarrollar enfermedad de Parkinson. Sin embargo, esto lo observan para los de vida media corta como el salbutamol (famoso Ventolin®) y terbutalina pero no para los de acción prolongada como formoterol o salmeterol. Por el contrario, no hay datos que indiquen que su consumo influya en la progresión. Como dato interesante, el uso crónico de corticoesteroides podría retrasar el desarrollo de demencia. Los datos son de interés pero no concluyentes, y debe ser investigado.
Mayo 2020
DIEGO SANTOS GARCÍA
NEUROLOGÍA, CHUAC (COMPLEJO HOSPITALARIO UNIVERSITARIO DE A CORUÑA), A CORUÑA