Uso de la resonancia magnética para medir el volumen de la sustancia negra como marcador en la enfermedad de Parkinson.

 

• Un estudio mide el volumen de la sustancia negra mediante resonancia magnética de 3 T con el fin de determinar su valor como herramienta diagnóstica de la enfermedad de Parkinson y de progresión.

• Participan 20 controles y 50 pacientes; de los pacientes, 29 con diagnóstico reciente y 31 con enfermedad avanzada.

• La RM permite distinguir tanto los controles del grupo de pacientes con Parkinson avanzado pero también del grupo de pacientes con diagnóstico reciente.

• En el grupo de pacientes, también permite distinguir entre los pacientes con diagnóstico reciente de los avanzados.

• Las diferencias, como era de esperar fueron más marcadas en lado contralateral a los síntomas y fueron de 20 mm3 a 109 mm3.

• Estos hallazgos sugieren su posible uso en el futuro como prueba diagnóstica y de medición de progresión de la enfermedad.

Actualmente no hay un marcador ni diagnóstico ni de progresión de la enfermedad de Parkinson. Sabemos que en la enfermedad de Parkinson hay una pérdida progresiva de neuronas dopaminérgicas de la sustancia negra, y si pudiéramos medir de forma precisa la misma, a lo mejor podría valer para identificar precozmente al paciente con la enfermedad así como monitorizar su evolución. Una posibilidad, hacerlo con estudios de resonancia magnética (RM) de alta precisión.

La RM ponderada en T1 preparada para transferencia de magnetización puede representar una subregión hiperintensa de la sustancia negra involucrada en el proceso de degeneración de la enfermedad de Parkinson. Se publica este mes un estudio en Radiology de un grupo de investigadores de Italia cuyo objetivo fue evaluar la medición cuantitativa del volumen de la sustancia negra utilizando RM con el fin de comprobar su valor como herramienta para el diagnóstico de enfermedad de Parkinson y saber si pudiera servir para identificar el estadio evolutivo.
 
En este estudio se realizó una secuencia volumétrica ponderada en T1 preparada por transferencia de magnetización de alta resolución espacial con una máquina de RM de 3-T entre enero de 2014 y octubre de 2015 en 3 grupos de pacientes: 1) pacientes con enfermedad de Parkinson de recién diagnóstico (de novo); 2) pacientes con enfermedad de Parkinson avanzada; 3) sujetos control. Se utilizó un método de análisis de cuantificación semiautomática reproducible que implicaba la intensidad mesencefálica como referencia interna para la volumetría de la sustancia negra hiperintensa normalizada al volumen intracraneal. Se utilizó un modelo lineal general con edad y sexo como covariables para comparar los tres grupos. Un total de 80 participantes fueron evaluados: 20 participantes control sanos (edad media 56 años; 11 mujeres), 29 pacientes con enfermedad de Parkinson de recién diagnóstico (edad media 64 años; 19 hombres), y 31 pacientes con enfermedad de Parkinson avanzada (edad media 60 años; 16 mujeres). 
 
La medición volumétrica de la sustancia negra hiperintensa de la resonancia magnética T1 preparada por transferencia de magnetización ayudó a diferenciar a los controles sanos de los participantes con enfermedad de Parkinson avanzada: diferencia media para el lado ipsilateral, 64 mm3; diferencia media para el lado contralateral, 109 mm3. También ayudó a distinguir a los controles sanos de los pacientes con enfermedad de Parkinson de recién diagnóstico: diferencia media para el lado ipsilateral, 45 mm3; diferencia media para el lado contralateral, 66 mm3. Incluso también permitió diferenciar los pacientes con enfermedad de Parkinson de recién diagnóstico de aquellos con enfermedad de Parkinson avanzada: diferencia media de medidas para el lado ipsilateral, 20 mm3; diferencia media de medidas para el lado contralateral, 43 mm3.

En conclusión, la volumetría de resonancia magnética ponderada en T1 preparada por transferencia de magnetización de la sustancia negra ayudó en este trabajo a diferenciar 20 controles sanos de 50 pacientes con enfermedad de Parkinson. Dado que permitió distinguir los controles de los 29 pacientes con diagnóstico reciente y por lo tanto poco evolucionados, se podría plantear su valor como herramienta diagnóstica. Sería de interés realizar algún estudio en presintomáticos o portadores de alguna mutación sin síntomas manifiestos. Pero al permitir distinguir también entre pacientes con diagnóstico reciente y pacientes avanzados, se podría plantear su uso como marcador de progresión. Sería de interés su uso en pacientes de forma longitudinal a lo largo del tiempo y establecer una correlación entre los cambios en la medición y la progresión de la enfermedad. Igualmente, será necesario para poder aplicarlo en la práctica a definición de unos valores normales.


DIEGO SANTOS GARCÍA
NEUROLOGÍA, CHUAC (COMPLEJO HOSPITALARIO UNIVERSITARIO DE A CORUÑA), A CORUÑA